martes, 1 de julio de 2008

ya no creo en el amor

He dejado de creer, de creer en las falsas promesas, de creer en los sueños rotos, en las palabras de aliento, en las miradas sinceras, en las sonrisas con besos ocultos, en los mensajes de noche, en las conversaciones por horas, en "el me dijo y le dije" y en las mariposas en el abdomen...


He dejado de creer en la alegría, en la tristeza, en ellos, en el amor! He dejado de creer que todo es posible, he dejado de creer en la perfección, en lo inexplicable, en lo intangible...


He dejado la esperanza, la ilusión, he dejado tantas cosas que hasta he dejado de reparar mis sueños y anhelos...


Dicen que es increíble como un corazón puede yacer en mil pedazos y aun así seguir amando con cada uno de ellos, pues bien, el mio se ha roto en mil y un trozos y he dejado de creer en el amor.


Sera que el amor es solo una ilusión efímera de algo que sustentamos tener? o es que acaso se vuelve algo real? pero real desde que punto? o hasta que punto? amar es poseer o dejar en libertad? si es que el amor existe cual seria su definición?


Se puede amar realmente conviviendo con nuestra vanidad mundana? o es solo el amor hacia nuestros familiares y amigos aquello que podemos ostentar? sera posible que solo se pueda sentir amor fraternal? existe el amor entre parejas?


si es que existe el verdadero amor como explicar a la persona correcta en el momento equivocado, como explicar a la persona ideal que no es mas que un ser inalcanzable, como explicar las lágrimas al vacío...


Y es que simplemente no puedo creer en algo que suponiendo es total felicidad arrastre consigo tanto dolor...


Y es que simplemente ya no puedo creer en el amor...


Ya no puedo creer en el amor, no hasta volverme a enamorar de un imbécil... que me recuerde no volver a creer en el amor...

1 comentario:

Anónimo dijo...

El interés es lo último que estamos dispuestos a concedernos mutuamente, porque cuanto más sabemos acerca de los otros tanto más nos vemos obligados a reconocer que no son extensiones de nosotros mismos. Amamos a las personas con todo nuestro corazón siempre que podamos concebirlas como sombras en el universo cuyo centro somos nosotros, sombras dominadas por nuestros sentimientos y sensaciones, no por los suyos propios. Así es como ama el lactante: su madre no es todavía una entidad separada, así es que cuando succiona su pecho, la llena también a ella; de ahí el amargo llanto, la rabiosa incomprensión cuando ella no siente su hambre...una parte de su propio ser lo está descuidando. Poco a poco aprendemos a apreciar hasta cierto punto la entidad separada de otras personas (hasta qué punto puede medirse por nuestra irritación ante a risa de otros cuando estamos deprimidos). Pero el matón no ha crecido en absoluto; todavía ama como un niño de pecho, rehusando conceder a otros su existencia independiente.