Hay días que no quiero escribir, pues mis letras solo conllevan tras de si un inmenso vacío y tristeza... el año pronto llegara a su fin, este año lleno de logros, de sorpresas, de aventuras de retos maravillosos, pero del mismo modo es un año lleno de perdidas, de tristeza, de amargas separaciones...
Y es que hay días como hoy que puedo ver a través del muro como es que se rompe el cristal empañado; así que decidí exprimir mis ojos hasta dejarlos sin lagrimas con la intención de no llorar mas ... pero mi cuerpo y mi alma encontraron otro modo de llorar.
La gente me pregunta dónde estoy mientras la vitrina se cae a pedazos, la respuesta es simple estoy aqui y allá, en algún lugar y en ninguna parte, siempre en movimiento para no ser alcanzada por los trozos de cristal, siempre en ruido y silencio para no percatarme del sonido al quebrarse.
Hay veces que los trozos inevitablemente rompen el muro y llegan hasta mi, últimamente pasa mas, y se incrustan en mi cuerpo dejando heridas que permanecen en mi alma, en mi esencia, en lo que soy y en lo que seré.
Otros días no quiero escribir, no porque mis letras sean tristes o felices, sino porque dentro de mi hay un inmenso caos, un vacío, dudas, miedos, sombras y obscuridad, que me atormentan y que no logro discernir.
Ahora me encuentro inmersa en una burbuja de agua imposible de reventar... todo me afecta desde aquí... sin embargo no logro elegir el camino correcto... como saber cual es el sendero que se debe recorrer, si en todos ellos he de encontrar obstáculos y quebrar ramas para atravesar; pronto tendré q elegir rumbo... y no dejarme llevar mas por la corriente, pues la burbuja se debilita a medida que mi cuerpo pide respirar
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